Un título como HHhH llama la atención, por lo menos
a mí. No suelo leer los resúmenes que figuran en las contraportadas, pero en
este caso, reconozco que rompí esa regla, y lo leí, porque el acrónimo en
cuestión no me decía nada, y no encontraba la relación entre esas cuatro letras
y las cruces gamadas que figuraban en la portada de la edición española de Seix
Barral.
Su autor, Laurent Binet, había ganado el
premio Goncourt de Primera Novela por esta obra en 2010, cosa que me
descorazonó un poco, porque inexplicablemente las novelas premiadas, salvo
honrosas excepciones, me aburren. No obstante, y como homenaje a un título que
me había cautivado, comencé a leerlo. Definitivamente, no me arrepiento. Puedo
calificar esta novela como una de las honrosas excepciones que mencionaba
antes.
Las cuatro haches del título corresponden al acrónimo de “Himmlers
Hirn heisst Heydrich”, que podría traducirse por “El cerebro de Himmler se
llama Heydrich”, y al comenzar la lectura, uno se espera una ficción novelada del
atentado que acabó con la vida de Reinhard Heydrich, número dos de Himmler
durante el Tercer Reich bajo los disparos de dos paracaidistas enviados por
Londres para esa misión. Por ello sorprende comprobar que el autor escribe en
primera persona, y que la historia de la preparación de la operación y la
ejecución de la misma es casi una excusa para contar cómo se ha documentado (y
en ocasiones presume de lo mucho que sabe sobre el tema) para escribir el
libro, y cuál ha sido el proceso de creación de la novela. Todo parece una
charla informal del autor con sus lectores, muy amena por cierto.
Poco a poco, en innumerables pequeños capítulos, algunos de tan
solo unas pocas líneas, Binet juega con la realidad y la
ficción, sin que esta última desvirtúe a la primera. El lector puede en todo
momento distinguir entre lo que es real y lo que no y así, al terminar la
lectura, realmente ha aprendido algo, ha conocido personajes históricos,
lugares, estrategias, políticas…
No me queda muy claro si es una novela, una biografía o un
compendio de ambas, pero lo que sí tengo claro es que se trata de una magistral
lección de historia.